jueves, 9 de enero de 2014

Diario de abordo



Nueva entrada tras el parón navideño. Acabo de comprobar que los bloggers también cogen vacaciones cuando es menester...

Antes de entrar en materia, ¡Feliz Año 2014 a todos! Espero que este año que entra sea mejor que el 2013 y venga lleno de salud y trabajo.


Hoy quiero tratar un tema que tengo muy reciente debido a mis idas y venidas Italia-España en las vacaciones de Navidad; voy a hablaros de los viajes en avión. Después de unas cuantas experiencias, el 95% de las cuales ha sido en compañías Lowcost tipo Ryanair, voy a contaros lo más destacable que me ha sucedido en este tipo de aventuras. Supongo que muchos de vosotros os sentiréis identificados con ellas. He de decir que el factor experiencia en este tipo de compañías juega muy a nuestro favor, y seguro que en vuestros primeros viajes habéis tenido más de un apuro.

Será mejor comenzar por el principio. Lo normal, es que este tipo de viaje, de por si, nos causen algo de estrés. Ya sea por los preparativos de la maleta, por no dejarnos nada, por llevar la documentación necesaria, por si llevo los líquidos en su correspondiente bolsa de líquidos, por si la maleta pesa menos de 10 kg...y podría continuar un rato más. 
Demos por hecho que tenemos la reserva hecha y llegamos al aeropuerto con un buen margen de tiempo para embarcar. Quizás después de despedirnos de nuestros familiares nos sintamos algo decaídos. No os preocupéis, todo cambia de repente cuando nos acercamos a la fila para embarcar, al menos en Zaragoza es así. Aquí es donde yo comienzo a hacerme preguntas de las que no sé la respuesta.

Por ejemplo, esa fila formada por pivotes unidos con cintas extensibles, en las que apenas hay 5 o 6 personas, y que se retuerce formando 5 o 6 pasillos, ¿es necesaria? ¡Venga ya! Yo es que me imagino haciendo ese recorrido con la maleta en una mano, el abrigo sobre el brazo y la tarjeta de embarque en la otra mano y no puedo contener la risa. Para llegar a un mano a mano con el portero (policía), tienes que regatearte a los 10 pivotes en un recorrido maradoniano. 

Bueno, ya estamos junto al primer policía y le enseñamos nuestra tarjeta de embarque, a lo que contesta con una afirmación casi imperceptible en su rostro . (Consejo: antes de llegar a este punto vacía tus bolsillos en una chaqueta, abrigo o bolso, ésto te hará acortar el tiempo en la zona cero). Ahora nos encontramos con unas bandejas de plástico. Uno tras otro, como vacas a punto de entrar en el matadero, todos vamos dejando en ellas: chaquetas, abrigos, bolsos, relojes, cinturones, botas, líquidos en un su bolsa para líquidos, portátiles... A continuación depositamos las bandejas y la maleta en la cinta transportadora que va al detector de metales.
Momento ahora de, con los pantalones caídos por la ausencia de cinturón, pasar por el arco del triunfo...o de la derrota. Todo depende de si la luz es verde o roja. Yo aquí me pregunto: ¿ese arco qué detecta realmente? ¿no se pondrá la luz roja de forma aleatoria? Vamos, no me digáis que no habeis pasado varias veces con cosas metálicas. Quien más quien menos ha pasado con unas gafas, un reloj, un colgante, un botón, una cremallera... ¡y no ha pitado! ¡Por favor! ¡Que falta de rigor! Eso si, son capaces de tenerte descalzo esperando 10 minutos hasta que encuentran unos geles muy peligrosos en tu maleta que te tienen que requisar. Son los geles que ponen en los hoteles londinenses! Arma de destrucción masiva!
¿Y la cinta transportadora con detector? ¡Venga ya! Ese hombre/mujer yo creo que está viendo un capítulo de Breaking Bad. No ha visto el jamón y el chorizo que llevo en la maleta? ¿ Y las cuchillas de afeitar? Por cierto, en el último viaje, sospechosamente, dejé mi reloj en una de las bandejas de plástico, sobre el portátil y cuando la recogí de la cinta el reloj se había esfumado. Curiosamente, después de preguntár a uno de los vigilantes, el reloj apareció en la otra cinta transportadora. Caso digno de Iker Jiménez.

Ya casí hemos terminado la prueba de acceso. Retiramos todas nuestras pertenencias de las bandejas y lo dejamos todos como estaba. No sé vosotros pero yo no doy a basto para coger las dos bandejas y la maleta de la cinta y dejar todo en su sitio para poder vestirte. En algún momento la situación está fuera de control. Dos minutos después ya está todo listo: cinturón y botas puestos, portátil y líquidos guardados, maleta cerrada, abrigo en una mano y maleta en la otra. Estamos preparados para ir hacia nuestra puerta de embarque. Si has sido avispado, habrás entrado una botella pequeña de plástico vacía para rellenar en alguna fuente o en el baño y no tener que gastarte 2€.

Por cierto, ¿alguien sabe cuándo pesan las maletas? ¿lo de los 10 kg es una leyenda urbana?Estoy empezando a pensar que me preocupo por el peso del equipaje cuando voy en avión sin ninguna necesidad. Podría llevar la maleta llena de piedras y pesar más de 30 kg y nadie la rechazaría.
Con un poco de suerte, cuando llegas a la puerta de embarque la gente ya está haciendo cola a pesar de que falta más de una hora para el despegue. Junto al comienzo de la cola está uno de los peores enemigos de los pasajeros de Ryanair, la jaula azul y amarilla para comprobar las medidas de nuestra maleta. ¡Cuanto sudor se ha derramado por ella!

Entramos en una zona pantosa, un vacío legal en las normas de vuelo...la vestimenta. ¿cuantos abrigos puede llevar una persona? Ya es habitual ver a gente que lleva uno puesto y uno en la mano, pero si llevas solo uno, ¿puede ser el del inspector Gadchet? He visto en vivo un de estos abrigos; son como gabardinas llenas de bolsillos gigantes por doquier (creo que Mary Poppins también lo usaba para sacar toda clase de artilugios que era impensable que llevase). La gente en estos abrigos mete portátiles, libros, carpetas, ropa... y se evita tener que llevar dos maletas o tener que facturar. Repito, ¿es esto legal? ¿Abrigos de 8 kilos? Fijaros la próxima vez y si lo veis me avisais.
Mientras te haces todas estas preguntas se acerca tu turno de la prueba de fuego. Hay dos opciones, quizás el avión va con el tiempo muy justo y hoy las azafatas no están siendo muy estrictas, con lo cual es muy probable que te libres del mal trago de tener que hacer el "metisaca" de tu maleta en la jaula; otra opción es que los astros se hayan alineado y vayas con tiempo de sobra, y la azafata esté haciendo su trabajo con el máximo rigor que se puede esperar, es decir, comprobando una por una todas las maletas que van pasando. En ese momento es cuando miras tu maleta con tu mayor capacidad de análisis, más si cabe que cuando la has comprado..."joder, yo la veo muy ancha, pero si ha entrado la maleta de aquella señora, la mía tiene que entrar" o "bua, ya podemos ir preparando el dinero que esta maleta hay que facturarla" o "cuando la compré me dijeron que esta maleta estaba hecha para viajar con Ryanair, tiene que caber" o "voy a sacar un par de jerseys y una chaqueta y me los pongo porque esto no va a entrar y no pienso facturar".
Llega nuestro momento, todos los focos nos están apuntando, parece que nos está mirando toda la fila, cogemos la maleta con decisión, suena un redoble, y...¡chof! en cuanto la levantamos y la acercamos vemos que en ese hueco no va a haber ninguna holgura. Haces un primer empujón en el que, con aplomo, mantienes la compostura y disimulas el primer esfuerzo aparentando tener todo bajo control. Cuando fracasas, olvidas todo lo demas y te centras en tu misión "esta maleta entra por mis cojones"; la coges con dos manos, la estrujas empujas hacia abajo. Clack! Está dentro! En ese momento sueltas presión con una leve sonrisa que solo tu percibes y que no dura más de 1 segundo porque acto seguido haces fuerza para sacar la maleta y aquello no sale, está completamente encajado. En este momento, si vas acompañado, suele aparecer un brazo amigo. "Estira tu de aquel lado y yo de este...¡espera espera! primero la parte de arriba!...¡aprieta ahí! ¡¡¡ahora!!!" Habéis estado a punto de llevaros la jaula puesta con la maleta pero finalmente ha salido.
Ya está, ahora si que coges tu maleta con orgullo y, empapado en sudor, levantas la vista. Todo sigue en su sitio, nadie parece haberse inmutado, pero para tí es como si Urdangarín estuviese en la cárcel, te sientes feliz y disfrutas de tu momento de gloria, nadie puede arrebatartelo, eres invencible.
He visto casos desesperados de gente destrozando las ruedas de una maleta a patadas para que la maleta diese con las medidas legales...Todo por poder tener ese minuto de gloria después de superar la prueba de fuego.

¡Al fin! Comienza el embarque. Existen dos opciones: salir directos al avión a pie o coger un autobus. Lo malo de coger un autobus es que los primeros de la fila entran antes al bus y ahí pierden su puesto de privilegio para embarcar al avión. Aún así la gente hace fila durante una hora... 
Duda existencial, ¿entro al avión por delante o por detrás? Mi consejo: siempre por detrás. Si os fijáis, delante siempre tienen 5 o 6 filas reservadas con lo cual la gente llega antes a la mitad del avión. Y ya sabéis, si elegís mal, os vais a comer la fila que está junto al motor, que como sabéis emite un dulce sonido que facilita el sueño.
Tras entrar por la puerta trasera encuentras un buen sitio, dejas tu maleta lo antes posible y te sientas a contemplar el espectáculo en el cual ves a gente resoplar, gente cruzarse en un pasillo de apenas medio metro de ancho, niños llorar, azafatas hablar en ingles, italiano, español, francés... y una voz por megafonía pidiendo que te sientes cuanto antes para poder despegar...todo muy acogedor y agradable. Por cierto, un saludo desde aquí al chico "grande" que se sentó junto a mi con camiseta de tirantes después de haber hecho unos ejercicios y estiramientos en la fila de embarque al avión. Me deleitó con una sinfonía de aromas del mundo que no nunca olvidaré. (¿era necesario ponerse a sudar voluntariamente antes de subir a un avión?)

Por cierto, ¿por qué antes de despegar hace mucho calor y después mucho frío? ¿Existe en los aviones el término medio? El caso es que despegas y comienza el desfile de carritos. ¿Quiere una colonia, un bocacillo, una bebida, un rasca y gana? Lo que quiero es dormir un poco! No olvidaré aquel día en el que pensé que nos íbamos a estrellar. En un vuelo con bastantes turbulencias un azafato nos dice por megafonía (cuando mi amigo y yo ya nos estábamos mirando preocupados por las constantes sacudidas del avión): por favor un momento de atención (tono muy serio), tenemos que comunicarles algo muy importante para ustedes...(tono muy muy serio) ¿quieren ganar hasta 1 millón de € con nuestra lotería? (tono muy muy muy alegre) ¡Por dios! ¿Quieres que nos de un ataque? ¿Qué tipo de broma es esta?

Para concluir, el aterrizaje. Los hay suaves, no tan suaves, bruscos, de lado a lado por el viento, los hay que caen "a peso mierda", otros que pican rueda, otros que frenan de forma muy muy brusca, otros en los que no ves mucho por la niebla...pero al final todos son buenos porque siempre hay algo que contar.

¿Por cierto vosotros sois los malotes que cuando aterriza el avión y antes de que se apague la luz, os quitáis el cinturón? No me engañéis porque en cuanto tomamos tierra se oye una sucesión de clics metálicos justo antes de la sintonía de éxito de Ryanair.
Para poder salir de la terminal solo falta una espera de 5 minutos de pie en la que todo el mundo se dedica a enceder su movil, sacar las maletas y esperar a que pongan las escaleras par bajar. Quizás sería mejor idea esperar todos sentados. Pero no, mejor un poco de estrés.

En fin, espero que todas estas anécdotas hayan servido para haceros pasar un buen rato, para recordar también otras vuestras que también habrán sido curiosas y sobretodo para tener más experencia de cara a los siguientes viajes.







No hay comentarios:

Publicar un comentario