Hablar de Leonardo Da Vinci es hablar de genio; y genio no solo en la pintura sino también en todas aquellas disciplinas en las que invirtió algo de su tiempo. Podríamos decir que fue: pintor, escritor, ingeniero, escultor, urbanista, anatomista, arquitecto, músico, filósofo...casi con toda seguridad se puede decir que es la persona con más talentos diversos que jamás haya existido.
Leonardo nació en 1452 y murió en 1519. Procedente de una pequeña población situada al oeste de Florencia, donde pasó su infancia y estudió con un célebre pintor florentino, es considerado el símbolo del Renacimiento.
Sus obras más conocidas son las pinturas de La monalisa (o Gioconda) y La última cena. La primera de ellas se puede visitar en el museo del Louvre en París y se sitúa entre 1503 y 1519. Aún hoy existen muchos enigmas sobre quién es la persona que aparece en el cuadro y su misteriosa sonrisa.
La última cena, fue pintado alrededor de 1496 en el monasterio de Santa Maria Delle Grazie en la ciudad de Milán, por encargo del duque de esta misma ciudad, Ludovico Sforza.
También es mundialmente conocido el hombre de Vitruvio en el que se plasman las proporciones del cuerpo humano inscrito en una circunferencia y un cuadrado.
Quiero centrarme más en el ámbito de los inventos, ya que me fascina lo innovador que muchos de ellos resultaban para la época y la cantidad de ellos que desarrolló. Podríamos decir que era un adelantado a su tiempo, como suele pasar con los genios. Es curioso que en algunos de los bocetos se han visto fallos importantes que harían que los inventos no funcionases según lo esperado y que, casi con total seguridad, Leonardo introdujo deliberadamente para evitar ser copiado. Otra de las argucias para dificultar la lecturas fue escribir utilizando la escritura especular, es decir, escribir de derecha a izquierda; además para un zurdo como él era más cómodo hacerlo de esta forma ya que evitaba borrones en la tinta.
Da Vinci desarrolló inventos de toda índole, si bien es cierto, que aquellos que obtuvieron un mayor apoyo económico fueron los militares debido a la situación de las ciudades de Milán, Venecia y Florencia en aquel periodo histórico.
La bicicleta. En Codez Atlanticus ya aparecía un dibujo de una bicicleta. Leonardo ya pensó en que la cadena debía ser el sistema de transmisión más adecuado.
La escafandra. El traje de buceo que diseñó Leonardo estaba hecho de cuero y se conectaba con mangueras a una campana en la superficie que permitía respirar.
En relación con las máquinas voladoras existen multitud de bocetos; y es que Leonardo tenía una fijación especial por los artilugios que permitiesen volar o planear como las aves. Invirtió bastante tiempo en la observación del vuelo de éstas y también de los murciélagos para tratar de emular su principio de funcionamiento trasladándolo a sus diseños.
El modelo equipado con asientos y manos que debía controlar el piloto, es el precursor de la tecnología aérea.
En muchos casos las máquinas no hubieran funcionado por la desproporción entre la potencia y el peso del piloto que era la única fuerza motriz posible en estos aparatos. Está claro, que en aquella época todavía no existían fuerzas motrices que pudieran hacer funcionar estos artilugios, pero fue una buena aproximación de un genio a la irrefrenable voluntad de volar.
El tornillo aéreo. Está considerado el precursor del helicóptero.
El odómetro. Esta máquina permitía medir la distancia recorrida de un modo bastante original. Cada 45 metros, una bola caía sobre un repiciente para que al final podamos saber la distancia recorrida. Fue el antecesor del cuentakilómetros. Existían modelos anteriores, pero Da Vinci lo mejoró considerablemente.
Así podría continuar durante un largo rato. Por no extenderme demasiado, los nombraré y quien sienta curiosidad, siempre puede seguir informándose por su cuenta.
Otros inventos: Puente giratorio, cañón de 3 troneras, martinete con trinquete, anemómetro de lámina,
Por último quería comentar un hecho que me resultó curioso cuando lo conocí. Resulta que en la ciudad de Florencia, allá por el año 1500, convivieron dos genios excepcionales. Por una parte el protagonista de esta entrada del blog, Leonardo Da Vinci, y por otra Miguel Ángel Buonarroti, autor del majestuoso David que se conserva en La Galería de la Academia en Florencia. Compitieron la juventud y ambición de Miguel Ángel (23 años más joven) con la seriedad y altanería de un Leonardo más celebrado y anciano. La disputa del maestro consagrado contra el talentoso joven con una actitud más rebelde.
Al menos tuvieron dos broncas sonadas pero su enfrentamiento más directo fue por pintar cada uno un enorme mural de la sala del Consiglio Maggiore del Palazzo Vecchio de Florencia. Leonardo representó La batalla de Anghiari y Miguel Ángel La batalla de Cascina. La pena es que finalmente ninguno de los dos pudo acabar del todo la obra, aunque por lo que se ha podido saber a través de los bocetos previos y el comienzo de la pintura, iban a ser obras formidables.
Os dejo un par de copias que se tomaron en la época. La copia de la pintura de Leonardo es de Rubens.
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| Copia de la pintura de La batalla de Anghiaria de Leonardo Da Vinci a manos de Rubens. |
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| Copia de la pintura de La batalla de Cascina de Miguel Ángel a manos de Bastiano da Sangallo |
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