El juicio de la muela del juicio

 
Querida muela del juicio:

No es ésta la primera vez que recibo tu visita, y sin embargo se que esta vez has venido con la intención de quedarte. He de decirte que tengo mis dudas de que al final vayas a conseguirlo.

En las primeras visitas te confieso que no me caiste del todo mal porque veía que cuando venías no me causabas muchas molestias. Por ello acabé aceptándote, eso si, algo resignado. Venías, me incordiabas unos días y cuando me quería dar cuenta prácticamente ya te habías ido.

Fue durante la visita del año pasado cuando noté que tu actitud había cambiado. Pasaste de la timidez anterior a la arrogancia y la tozudez, lo cual empezó a incomodarme. Cada vez, querías quedarte por más tiempo, y sabías y sabes de sobra que yo no estaba entonces ni estoy ahora dispuesto a permitirlo.

La verdad, que viendo cómo te comportaste el último año, no esperaba que esta vez las cosas fuesen a mejorar entre nosotros y así ha sido. Tras la fuerte discusión de ayer ya me dejaste todo claro; esta vez no piensas marcharte a pesar de que te he dicho que no hay sitio para ti. Y no, no pienso seguir dejándote que te quedes en cualquier sitio, porque aquí viven otras que llegaron antes que tu que ya se han quejado por estar invadiendo su espacio. Todos estábamos bien organizados hasta que tu llegaste.

Finalmente, como no atiendes a razones, voy a tener que llamar a un profesional en el tema. Te aseguro que con su ayuda, nunca más sabrás cómo encontrarme. Te había cogido cariño, pero llegados a este punto, creo que es mejor apartarte de mi vida, a pesar de que sé que me dolerá.

Muela del juicio, serás juzgada por un dentista de Zaragoza, si no tienes caries profesional, se te asignará una de oficio. Tienes derecho a seguir jodiéndome, como de hecho supongo que harás, hasta que llegue ese día, pero todo lo que jodas, podrá ser utilizado en tu contra en forma de colutorios, antillagas, ibuprofenos y demás métodos de tortura para muelas.