miércoles, 30 de octubre de 2013

Doctrina Parot, ¿vulneración de los derechos humanos?


Estos días estamos leyendo y escuchando bastantes comentarios acerca de la resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos sobre la doctrina Parot. Os resumo los hechos y os transmito mi indignación al respecto.

En primer lugar quiero recordar que el sistema penitenciario español tiene dos objetivos; por una parte proteger a la sociedad del individuo condenado, y por otra, la reinserción social de quien comete el delito.

En segundo lugar hay que tener en cuenta que España ratificó la Convención Europea de Derechos Humanos en 1979, tras el fin del franquismo, a pesar de que esta convención se creó a principios de la  década de los 50. El artículo uno de dicha convención compromete a los estados signatorios a reconocer los derechos regulados en el convenio.

Para entrar en materia os diré que la doctrina Parot toma su nombre de la jurisprudencia que sentó una resolución del tribunal supremo en el año 2006, frente a un recurso presentado por el etarra Henri Parot, en la cual se concluía que la reducción de penas por beneficios penitenciarios se aplicaría sobre cada una de las penas individualmente y no sobre el máximo legal establecido que actualmente es de 30 años; además esta  jurisprudencia se aplicaría con carácter retroactivo.
El objetivo principal era que aquellos delincuentes más sanguinarios, en especial los de ETA, no pudieran salir a la calle con decenas de muertos a sus espaldas en periodos de unos 20 años debido a la reducción de penas. Pues bien, tras la resolución del Tribunal Europeo de Derechos Humanos el pasado 21 de octubre, se determinó que la doctrina Parot vulneraba uno de los artículos del convenio europeo y por tanto no podía seguir aplicándose.

Parece claro que el precio pagado por Inés del Río, por ejemplo, se antoja insuficiente. Condenada inicialmente a 2700 años de prisión y que en este mismo momento se encuentra en la calle. Además de Inés del Río, podrían verse afectadas las sentencias de otros 55 etarras, 6 miembros del GRAPO, 1 del GAL, otro de resistencia gallega y otros 15 presos comunes. Algunos de los nombres más conocidos son Miguel Ricart, el violador del Eixample o Antonio García Carbonell. A éste último ya se le aplicó la doctrina Parot cuando su pena estaba a punto de cumplirse porque se creyó que libre resultaba un peligro para la sociedad por el riesgo de reincidencia.

De derecho penal no entiendo, pero el sentido común me dice que en algo estamos fallando. Solo el hecho de  saber que existe un caso en el que hay peligro para la sociedad por riesgo de reincidencia del delincuente me parece grave. No podemos dejar libre a un preso a sabiendas de que la sociedad va a resultar menos segura. 

¿Realmente no podemos hacer nada?




martes, 29 de octubre de 2013

En el alfabeto italiano no existe la "J"



Pues si, yo no lo sabía cuando llegué, pero lo cierto es que la "J" en Italia no existe, y lo peor de todo es que no les resulta sencillo pronunciarla. El único inconveniente que veo es que mi nombre, no contento con una, tiene dos jotas... (Juanjo)

Prácticamente nada más llegar a Busto Arsizio, me apunté a las clases de italiano para extranjeros y allí fue donde me di cuenta realmente de lo difícil que resultaba para los italianos tratar de pronunciar una "j". Enza, la profesora, me hizo repetirle el nombre el primer día unas cuatro veces y no hubo forma de que consiguiera emitir un sonido parecido... A la vez que me sorprendió, me hizo bastante gracia ver como una persona se esfuerza, sin acabar de conseguirlo, en pronunciar tu nombre. No se le ocurrió otra cosa que decirme que mi nombre parecía chino... Y es que claro, ella lo asimilaba con la letra italiana "g" y decía algo parecido a giuangio. He de decir que en clase tengo varios compañeros chinos que se parten de la risa cuando la profesora trata de decir sus nombres, o el mío.

El primer día me estuvo llamando todo el día Giuan, al día siguiente se debió cansar de intentar pronunciar la "j" y me cambió por mi apellido: Cuenca. He de decir que no se lo aprendió bien porque durante dos o tres días más me decía cuenco en lugar de Cuenca. Al final, después de corregirla un par de veces parece que ya se lo ha aprendido.

Así que por el momento, en clase de italiano me llaman por mi apellido, Cuenca.  Pero cuando me presente a gente italiana no sé si decir mi nombre o mi apellido directamente...¿?


lunes, 28 de octubre de 2013

Colega, ¿dónde está en mi bici?

Volvía a casa tras un buen aperitivi en la piazza San Giovani con un colega cuando nada más cerrar la puerta veo a mi padre con el rostro serio y me pregunta sin más dilación: 
-¿has movido la bici de sitio? Me costó unos cinco segundos darme cuenta de que nos la habían robado y que no volvería a verla nunca más...

D.E.P.


-No, no la he movido...
-Pues nos la han robado...
-Pues qué bien...

Y todo nos ha pasado por fiarnos de la gente. 

La bici en cuestión estaba en un cuarto con puerta metálica (de la cual no tenemos llave y por tanto no podemos cerrar) que se encuentra dentro de la comunidad y el cual compartimos con otro vecino (en mi opinión el primer sospechoso); para acceder al mismo hay que abrir el portal, no es que haya demasiados obstáculos para un posible ladrón pero en ningún momento pensamos que dentro de la comunidad nos pudieran quitar una bicicleta. Ahora sabemos que no es algo tan raro... Lo curioso es que en el momento en el que la robaron allí había dos bicis, la mía y la de mi padre, pero solo se llevaron la mía; supongo que fue porque vieron que era por la que más dinero podían sacar.

Una vez asumida la pérdida optamos por lo más lógico que era denunciar el robo en el comissariato. El primer imprevisto fue la impresión de unas fotos de la bici para documentar la denuncia. Un una tienda cercana a casa nos cobraron, o más bien timaron, la friolera de 1€ por cada copia. Me he puesto una alarma para volver en seis meses, cuando sepa más italiano, y volver a pedir tres copias de una foto a ver qué pasa, porque me dio la impresión de que nos vieron pinta de extranjeros y nos la colaron....

El segundo inconveniente que encontramos fue que la comisaría ya estaba cerrada y nos dijeron que pasáramos al día siguiente por la mañana. Pues bien, al día siguiente, bastante temprano, estábamos mi padre y yo allí para formalizar la denuncia. Al entrar nos atendió un carabinieri fornido, fuerte, buenos vamos a dejarlo en gordo, seguramente la última vez que hizo deporte fue en la academia y no quiero imaginármelo en plena persecución callejera... tenía unas patillas cortas y muy espesas al igual que la pelambrera que asomaba por la nariz a la que estaba pegado...un hombre tosco y sin ningún tipo de atractivo, un policía con el mismo sexapil que un ancla de barco...que nos invitó a esperar en unas mugrosas sillas de oficina con ruedas que había en un lateral del hall de entrada; esas típicas sillas con asiento duro, manchas de diferentes tonalidades y respaldo torcido...un potro de tortura 
Después de una corta espera, de unos 60 minutos, entramos en otra sala para relatarle los hechos a otro policía que tenía que redactar el documento. El tema en cuestión parecía bastante sencillo: ¿cuándo la han visto por última vez?, ¿dónde estaba la bici?... El precio de la misma, aun no se por qué motivo, pero no le interesaba saberlo. Nos dijo que eso, si acaso, se lo dijéramos, si había lugar, a la aseguradora (por supuesto no había lugar, no existía ni existe ningún tipo de seguro comunitario). Finalmente, el carabinieri, tras varios errores y rectificaciones consiguió finalizar el documento, el cual imprimió, firmamos, y se quedó una copia con una foto grapada que me temo que él será el único que la habrá mirado...

En resumen, ahora no tengo mi bici, pero si que tengo una denuncia muy chula en italiano que quizás algún día enmarque en mi cuarto.

Y es que dicen que para aprender, perder... pero a qué precio!

La vida es sueño

Os dejo un pequeño extracto de un monólogo de Segismundo, de la obra La vida es sueño (1635), de Pedro Calderón de la Barca, de donde procede el título del blog.

Es verdad. Pues reprimamos
esta fiera condicion,
esta furia, esta ambicion,
por si alguna ve soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta dispertar.

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que á medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me ví.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.



domingo, 27 de octubre de 2013

Conducción a la italiana



La mayor parte de la gente creo que conoce que en Italia el estilo de conducción, o más bien el tráfico (porque no solo son los coches) es un tanto particular. Pues bien, solamente quería decir que, después de dos meses puedo decir que es una fama ganada a pulso. Os contaré las experiencias más destacadas al respecto. Algunas peligrosas, otras casi de risa, otras realmente increíbles...

Lo primero que me llamó la atención fue el uso del teléfono móvil. La impresión que uno se lleva después de unos cuantos días de observación es que el uso del teléfono al volante, no es que no esté prohibido, al contrario...¡podría parecer que su uso es obligatorio! En muchas ocasiones puedes ver a un conductor que se permite el lujo, no solo de estar hablando por teléfono, si no de estar sujetándolo con las manos. Y todos sabemos que de este modo, la atención en la carretera o en el tráfico desciendo de forma preocupante.
Lo del teléfono móvil no solo se circunscribe a los automóviles. Os puedo decir que la gente en bici hace exactamente lo mismo... y ahora imaginaos la situación de ir conduciendo y encontrarte en medio de la carretera con una persona que sujeta el manillar con una mano y con la otra sujeta el móvil junto a su oreja...

Comentario aparte para el mundo de los peatones. Su prioridad, no se si por algún apartado de la constitución italiana, es total. Lo que más me impactó es una persona cruzando por una de las calles principales de la ciudad por donde le vino bien haciendo parar a todos los coches que por allí pasábamos en aquel momento. Y lo peor de todo es que la gente paraba y le cedía el paso sin inmutarse, salvo uno que no paró y al cual la señora en cuestión dedicó una sonora reprimenda. ¿Para qué existen entonces los semáforos y los pasos de peatones?
Por otra parte entiendo que si un coche circula por una calle peatonal para acceder al aparcamiento, los peatones tienen la prioridad, pero de ahí a que muchos de ellos prácticamente ni se inmuten cuando vas detrás o vienes de frente a ellos...También me impresionó

Hablemos ahora de la circulación por carretera...¿qué decir? Describiría la conducción como agresiva, y tensa. Cuando has conducido en Italia y vuelves a España, imagino que, por ejemplo, pasar por una rotonda debe ser como ver un video a cámara lenta. Aquí las rotondas son disputas permanentes entre el que se incorpora y el que está dentro y en esa disputa debes aprovechar hasta el más mínimo hueco, siempre que sea mayor de un par de metros. Acelerones y frenazos en estas situaciones son el pan nuestro de cada día. Lo mejor que me ha pasado en una rotonda es que un mercedes biplaza me haga un interior !siendo la rotonda de un solo carril!

¿Tráfico? Si, por favor. En horas punta los atascos en los accesos a las ciudades son frecuentes e inevitables. En Italia hay dos tipos de carreteras: autopistas de pago colapsadas o carreteras secundarias casi sin arcenes y plagadas de baches, colapsadas también. Hay que armarse de una buena dosis de paciencia, y siempre que sea posible no coger el coche para los desplazamientos.

Sobre la policía tengo una buena anécdota. Yendo a una ciudad llamada Novara, nos encontramos con un accidente en la autopista; por suerte no había apenas tráfico por ser mitad de mañana y el accidente estaba justo después de la salida que teníamos que tomar pero, ¿os imagináis como cortó la policía la autopista? Ni mas ni menos que con antorchas, al estilo caverna prehistórica, cuatro palos en diagonal sobre el asfalto con uno de los extremos ardiendo. ¿De verdad que no tienen cuatro pivotes o algún otro tipo de señal visible?

Creo que poco a poco ya me estoy acostumbrando, llegando al punto de que hace unos días me dispuse a cruzar una calle y cuando estaba casi a mitad vi que los coches no se detenían. No era posible que se hubieran dado cuenta de que no era italiano...Lo que pasaba era que había un semáforo que no había visto y, por supuesto, estaba en rojo.