Una tormenta de recuerdos
hace añicos la cosecha
que esta vez había abonado
con el valor y la fuerza recobrados
desde que sembré mi consciencia.
Olor a tierra mojada de esos recuerdos,
sabor a hierro muerto, podrido,
color del viento que envía muy lejos,
aquel calor refugiado en tu ombligo.
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